María Aragonés

¿Quieres conocer un poquito más sobre la historia de Inigual? Sigue leyendo

Mi nombre es María, soy madre de 3 hijos, Alex, Fran y Jimena y hace algo más de 8 años mi vida, cambió por completo. Antes de meterme de lleno en este dulce mundo era visitadora médica. No había nada que me hiciese más feliz que mi trabajo, laboralmente me sentía totalmente realizada. 

¿Que cómo acaba una visitadora médica dedicándose a elaborar pasteles y tartas? Pues como todos sabemos, la vida da muchas vueltas. Tuve a mis 3 motores muy seguidos estando en la mejor etapa de mi vida profesional y como muchas otras mujeres tuve que elegir entre mi profesión y mis hijos. Yo sentía la necesidad de compartir mi tiempo con ellos, quería estar presente en cada momento importante de sus vidas, no quería perderme nada. Pasé muchísimos días en casa encerrada, viendo programas estadounidenses de repostería, en ese momento me di cuenta de que si esa persona que elaboraba pasteles por qué yo no podía, ¿cuál era la diferencia entre ellos y yo? Entendí que se trataba de formación, (como siempre os digo, nunca dejéis de formaros, tengáis la edad que tengáis, la formación es lo más importante) empecé mi formación realizando cursos por toda España, hasta que encontré una escuela donde poder hacer todos los curso que yo quería y aprender todas las técnicas. A partir de este momento mis amigos y familiares, a los cuales estoy muy agradecida, empezaron a confiarme las tartas y dulces de sus celebraciones.

Entonces un día hace 8 años decidí lanzarme de lleno. Alquilé un local y empecé a compaginar el cuidado de mis tres hijos con mi pasión como repostera y creé Inigual. ¿Por qué Inigual? Porque mi deseo siempre ha sido que tengas una experiencia como ninguna otra, desde que te acercas a nuestro local a informarte, hasta que te llevas nuestros dulces a tu casa. Siempre queremos que esa sensación sea INIGUALABLE.

En 2021, después de un año muy duro de pandemia, supe que era el momento, esto era un todo o nada, compré mi propio local en el cual, desde entonces, imparto formación, tanto a niños como a adultos, pero todos disfrutáis como si tuvieseis 4 añitos. Ver cómo conectáis con vuestro niño interior o la cara de sorpresa y orgullo que muestran los más pequeños de la casa cuando elaboran con sus propias manos unas galletas o cuando celebran su cumpleaños junto a sus amigos en nuestro obrador, las risas y saber que ellos son el futuro… Hacen que mi corazón se sienta completamente lleno.